Quiero una marca como la de la SGAE

Quienes seguís este blog, habéis leido muchas veces que cualquier marca, personal o comercial se apoya en un pequeño puñado de variables. Antes de nada debe ser útil, relevante para su nicho de mercado. También debe ser fiable. Y además, debe ser conocida.

La fiabilidad o la credibilidad se basa a su vez en otras tantas variables como la consistencia, la persistencia o la defensa de unos principios y valores.

Lo que hace que una marca sea fuerte no es la defensa de un valor concreto u otro (el branding personal no es un conjunto de leyes morales, es solo una herramienta), sino la defensa a ultranza de aquel que hayas establecido como principal. Esto implica que una marca fuerte no es la que predica la paz en el mundo sino aquella que lo hace de forma consistente a lo largo del tiempo.

Si eres un hijoputa, un sinvergüenza, una mala persona o tienes unos valores odiosos (Hitler, Stalin,…) pero lo haces de forma consistente, coherente y persistente, conseguirás posicionarte como alguien fiable para tu nicho de mercado, es decir, para aquellos que consideran que eres relevante. Al final, tu marca, personal, comercial o ideológica llegará a ser reconocida tanto por los que te aman como por los que te detestan. Pero una de las leyes del branding es que si tratas de contentar a todo el mundo no conseguirás contentar a nadie.

No voy a entrar en valoraciones personales sobre la marca SGAE, eso es algo que deberá hacer cada uno. Sin embargo, creo que es un buen ejemplo de la fuerza que puede conseguir una marca si actúa siguiendo las reglas que he comentado.

La marca SGAE tiene muy claro cual es su nicho de mercado y cuales son sus clientes. Constantemente están trabajando para posicionarse como los «líderes» en su sector. Es cierto que, a diferencia de una persona o una empresa «normal», su financiación no depende de caer bien o tener un producto interesante. Simplemente recaudan. Son una Agencia Tributaria privada.

A la SGAE solo le preocupa estar bien posicionada en la mente de sus afiliados. Y eso es facil si tu trabajo consiste en llenarles los bolsillos de dinero. Si no eres uno de ellos, tu opinión es irrelevante. O mejor aún, tu opinión negativa les ayuda a fortalecer su posicionamiento.

La marca SGAE es relevante para su mercado. Tiene una función y la cumple, vaya si la cumple. Detrás tiene toda la maquinaria gubernamental, así que solo debe ir a poner la mano. Son unos excelentes profesionales en todo lo que se refiere a la recaudación. No hay límites. Creo que pocas personas o empresas son tan eficientes en lo suyo. Y eso es fundamental para construir una marca sólida.


Los valores de la SGAE podemos adivinarlos. Pero si nos atenemos a lo que vemos, podríamos decir que, en una escala de prioridades, la recaudación está por encima de todo lo demás. Ni bodas ni bautizos ni comuniones ni hospitales ni peluquerías son capaces de cambiar esa escala de valores. Y eso de saber que nadie va a hacerles cambiar el rumbo, lo quieras o no, genera mucha confianza y claridad a sus «clientes».

En cuanto a la visibilidad, la SGAE tiene una excelente agencia de publicidad, LA RED, los internautas. Son los internautas más activos los que le están haciendo el trabajo de visibilidad. Cada vez que sacan una noticia hablando de alguno de sus «excesos», están reforzando esa imagen de implacabilidad y frialdad que tanto gusta a su «mercado».

Si alguien quisiera destruir una marca, personal o comercial, lo que debería hacer es divulgar ejemplos de acciones que fuesen en contra de sus atributos principales. Si una persona, empresa u organización se posiciona como «killer», lo que más podría perjudicarles es transmitir una imagen de blandenguería o bondad.

Series como Los Soprano o comedias como Una terapia peligrosa son ejemplos ficticios de lo que ocurre cuando un «duro» tiene la tentación de ablandarse. ¿Hay algo más patético que ver al espíritu de Darth Vader en la fiesta final de los Ewoks en El Retorno de Jedi? ¿Quién podría volver a contratarlo como malvado?

Si se quisiese debilitar la imagen de la SGAE habría que empezar a hablar bien de ellos. De lo bien que se portaron cuando «perdonaron» el canon en las fiestas del pueblo o de lo enrollados que fueron con ese chaval que creó una página P2P.

Algo parecido podría ocurrir con R2H2. Mientras las personas seamos considerados «Recursos», R2H2 tendrá razón de ser porque algunos seguirán actuando como mamporreros ejecutores de la dirección para que «los de arriba» no se ensucien las manos. En el momento en el que se difunda la idea de que los de R2H2 se creen aquel chiste de que «las personas son el activo más importante de nuestra compañía», habrá empezado el principio del fin para ellos.

Ahora coge todo esto y aplicatelo a tí mismo o a tu empresa. ¿Tienes una estrategia de Marca Personal tan bien diseñada como la de la SGAE?





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