Menos Show y más Business

VentaUna de las cosas que recuerdo del verano en mi adolescencia en Alicante son las historias que me contaban los amigos sobre sus primeros intentos de ligar. Me las contaban en septiembre, al volver al colegio, porque yo me pasaba los meses de julio y agosto en la ciudad muerto de aburrimiento mientras que ellos se iban en masa a la Playa de San Juan en donde la mayoría tenían un apartamento.

De todas aquellas historias, recuerdo especialmente una, la de una especie de personaje mítico en el mundo del ligoteo adolescente estival. Lo que llamaba la atención de esa persona es que no sólo no era un tipo atractivo, con estilo y glamour sino que podíamos decir que tenía una cara «cubista» y no destacaba precisamente por crear una buena primera impresión.

Mis amigos contaban con asombro como ellos se quedaban a dos velas mientras que este prodigio estaba siempre rodeado de amigas. Tiempo después conocí a ese Casanova de verano y entendí la razón por la que él tenía «éxito» y mis amigos no. Básicamente se trataba de dos cosas, era un tipo encantador y con el que podías pasar un rato estupendo y, por otra parte, se lanzaba mientras que mis amigos se quedaban viéndolas venir (nunca mejor dicho).

Dicho de otro modo y llevándolo al terreno de la Estrategia Personal, este Don Juan tenía un buen producto, sabía venderlo y no tenía ningún complejo para hacerlo. Es posible que el Marketing o el «Packaging» de mis amigos fuese mejor, pero Marketing sin Ventas no suele ser demasiado efectivo.

Este verano estoy reflexionando mucho sobre esto, sobre lo de vender, no sobre lo de ligar, aunque podría ser intercambiable. Esta semana he hablado sobre este asunto con varios profesionales y todos hemos estado de acuerdo en que, especialmente en dospuntocerolandia, dedicamos más tiempo y esfuerzo en la promoción, el marketing o el branding que a echar el resto en la última milla que es la que te da de comer, me refiero a la venta.

En algún momento he dicho que una Marca Personal es como esos helicópteros que te llevan a la cima de una montaña nevada para que puedas bajar esquiando. El problema viene cuando estás arriba y no haces nada para aprovechar esa energía potencial. Pero esto también podría verse de otra manera. Al situarte en una posición elevada consigues que te vean, te sigan e incluso te admiren, pero muchas veces lo interesante es lo que ocurre abajo, sobre el terreno.

Muchas de las personas que he conocido durante estos años y con las que he hablado últimamente, coincidimos en que nos hemos dedicado mucho al «Show» (visibilidad, notoriedad, «followers», «amigos,»,…) y muy poco al «Business». Supongo que pensamos ingenuamente que si estabas bien situado y conseguías ser conocido, la gente haría cola para contratarte o comprar tus servicios. Pero eso no funciona así, igual que los más guapos, mejor vestidos y más conocidos no son los que «ligan» más.


La responsabilidad siempre es de uno mismo. No se puede echar la culpa a los demás. Si el plan no funciona como deseas, lo lógico es cambiar el plan.

Creo que otro de los errores que se cometen y que yo he cometido muchas veces es la tendencia a filosofar, a hablar de pájaros y flores, a teorizar sobre tu especialidad. Quizás eso consiga que te etiqueten como una autoridad, una eminencia, un crack o incluso un gurú, pero eso no sirve de nada si no dejas claro que tienes algo que vender.

Otra pregunta fundamental a la hora de generar ingresos es ¿De qué modo puedo empaquetar lo que ofrezco? Si no tienes respuesta para eso, lo único que podrás hacer es que te lleven de un lado para otro porque se supone que el producto va contigo. Es el Show Business en el que cada día ofreces tu espectáculo. Y esto es aplicable a muchos profesionales, desde los conferenciantes hasta empleados pasando por los consultores o los conductores de autobús.

Son muchos los profesionales que hemos tardado en darnos cuenta de que los negocios funcionan cuando se generan ingresos. Y eso también se aplica cuando el negocio es tu profesión y el producto es tu trabajo. Quizás la razón ha sido que a los profesionales nos cuesta vernos como empresas o quizás simplemente hicimos lo correcto en su momento pero ahora las cosas han cambiado. No lo sé, pero lo que tengo claro es que el Branding Personal y el Marketing Personal son sólo instrumentos para facilitar la Venta Personal (la venta de nuestros servicios personales, no de la persona) y para aumentar tu valor.

Podemos seguir quedándonos con cara de tontos mirando como otros menos atractivos, peor vestidos o incluso vendedores de humo están siempre rodeados de gente con la que nos gustaría estar o podemos ponernos manos a la obra, crear una oferta concreta y lanzarse a venderla. Y esto no es sólo aplicable a autónomos o emprendedores, esto es algo que atañe a cualquier profesional que pretenda vivir de su trabajo.

NOTA: Por si te interesa, aquí tienes una entrevista que me hicieron hace unos días en el programa Actitudes Positivas de Fabian Villena y Carlos Guerrero





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