Bandera roja

OperacionesSe acerca el fin del verano pero todavía da juego para aprender alguna lección de estrategia personal.

La semana pasada hubo algunos días en los que aparecieron algunas nubes, se levantó algo de viento y el mar estuvo un poco revuelto (aunque revuelto en el Mediterráneo es calma chicha en el Atlántico). Durante un par de días hubo bandera roja y los socorristas recomendaban y pedían que se evitase el baño.

¿Qué ocurrió? Pues lo mismo que sucede siempre que se mezcla algún riesgo claro con algunos individuos que piensan que las reglas no van con ellos. Al final, los vigilantes tuvieron que sacar a más de media docena de espabilados a punto de ahogarse.

Desde hace ya más de diez años me siento como uno de esos socorristas que recomienda que te salgas de un entorno poco seguro o directamente peligroso. Mucho antes de la crisis ya avisaba que el entorno empresarial cada día se parece más a meterse en una playa con bandera roja.

La reacción de quienes me escuchaban era la misma que la que reciben los vigilantes de la playa, recochineo, aires de superioridad y lo que es peor, sensación de “eso no me va a pasar a mi”. Lo curioso es que poco después me he encontrado a muchos de ellos tratando de evitar que la resaca de una reorganización los arrastre o las olas del mercado laboral se los lleve al fondo.

El mar es muy traicionero

Hace unos días, un amigo funcionario me decía que lo que yo propongo es muy radical, que eso de que los profesionales pensemos como empresas es muy utópico. Lo que me decía es que lo que hay que hacer es cambiar el sistema. Eso de proponer un cambio en algo que no está a tu alcance es una de las ideas típicas de alguien que sabe que tiene un sueldo fijo hasta que se jubile (porque este amigo se jubilará).

Este tipo de comentarios es similar al de aquellos que culpan al mar de las desgracias. Pero ni el mar es responsable de lo que te ocurra ni “el sistema” está pendiente de cada uno de nosotros. Si no quieres ahogarte en el mar o en el sistema, más te vale que te prepares para lo peor y diseñes tu plan de escape si todavía estás dentro.

No eches la culpa al sistema, al mar o algo que no puedes controlar. Cambia lo que esté a tu alcance.


Los socorristas son muy exagerados

Hace años que “el sistema” está lanzando señales que indican que las cosas han cambiado, que la carrera profesional se parece cada día menos a una carrera y más a las imágenes del primer día de rebajas de enero. Pero hasta que no te toca a ti directamente, no te pones manos a la obra para adaptarte y cuando llega el momento suele ser demasiado tarde para reaccionar.

Cuando te acercas a una playa con un mar revuelto no hace falta que compruebes que hay bandera roja, eso es algo que percibes enseguida. Pero si todavía crees que a ti no te va a pasar nada porque eres un gran nadador y acabas teniendo problemas, agradecerás tener cerca a uno de esos vigilantes tan exagerados. Aunque creas que eres capaz de mantenerte a flote, es conveniente que estés cerca de gente que puede echarte una mano y ayudarte a salir vivo.

No esperes a que las cosas se hayan complicado demasiado. Empieza ya

Flotadores y chalecos salvavidas

Afortunadamente los profesionales contamos hoy con recursos y herramientas muy potentes que estaban fuera de nuestro alcance hasta hace poco. Podemos enfrentarnos a “el sistema” con un poco más de seguridad y protección. Es absurdo no aprovechar estos instrumentos que tenemos disponibles sólo porque nos parece que no es adecuado o porque nos da pereza usarlos.

Incluso aquellos que están acostumbrados a meterse en el mar revuelto utilizan protección o ponen medidas para aumentar la seguridad. No es más valiente el que no utiliza un chaleco salvavidas, simplemente es más irresponsable. El problema es que, al final, cuando hay problemas, son otros los que deben sacarles las castañas del fuego.

Utilizar apoyos y herramientas no es de cobardes, es una demostración de responsabilidad

Conclusión

Este verano está dando sus últimos coletazos, pero nos enfrentamos a un periodo laboral con bandera roja y sin socorristas. Así que si estás en un entorno complicado vete preparando la salida y si no te queda más remedio que quedarte, utiliza las herramientas a tu alcance para mantenerte a flote aunque te de pereza o te parezca que no “van contigo”.

bandrearoja





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