Ahora las condiciones las pones tu

MarcaEn el post anterior comentaba ese truco publicitario que afirma que debes darte un capricho, un homenaje o cualquier otra cosa que te apetezca porque «te lo mereces». Siempre he pensado que, además de una forma bastante burda como intento de manipulación, me parece tremendamente injusto y homogeneizador. Habrá quienes realmente se lo merezcan y habrá quienes deban recibir «su merecido».

Pero esa idea de premiar a los que se lo merecen es algo que está en el fondo de un concepto como el de la Marca Personal. La idea es que gracias a herramientas como Internet, ahora es más fácil que a cada cual le valoren de una forma más justa.

Vale, ya sé que el mundo sigue siendo imperfecto y muchos se llevarán el mérito que corresponde a otros y que habrá gente que jamás verá reconocido su esfuerzo. Pero ahora, al menos tenemos algunas opciones más.

En cualquier caso, lo que ha cambiado es que hasta hace algo más de una década, la forma de darte a conocer y de demostrar lo que eres capaz de aportar como profesional era unidireccional. Únicamente había un documento, el currículo, con el que podías demostrar tu capacidad. Además, en la mayoría de las ocasiones, dependías de la aparición de una oferta de trabajo por la que había que competir con muchos otros con cualidades similares.

Hoy eso sigue existiendo. Pero en lugar de ir llamando puertas o escaneando el mercado de trabajo hasta localizar una puerta entreabierta, puedes conseguir que sean otros los que te busquen y te encuentren a ti. Y además, si lo haces bien, incluso puedes generar necesidades que a un potencial empleador o cliente no se le habrían ocurrido si no hubiese visto tu trabajo.

Hasta ahora nos hemos visto obligados a pedir, a mendigar una oportunidad profesional. Y en tiempos duros como los actuales mucha gente se ha visto obligada a rebajar sus expectativas y sus exigencias laborales hasta extremos inmorales. Simplemente muchos profesionales han cometido el mismo error que muchas empresas que han acabado desapareciendo. Han basado su Estrategia Personal en una guerra de precios y a veces ni eso porque simplemente no surgen oportunidades.

En un mercado competitivo tienes dos opciones para aumentar tus oportunidades de ser tenido en cuenta y finalmente elegido. O aumentas el numerador, es decir, el valor (real o percibido) que proporcionas o reduces el denominador, el salario que estás dispuesto a cobrar. Lo sencillo es lo segundo, pero como estamos viendo, esta es una calle sin salida.

Si eres incapaz de diferenciarte por ser capaz de aportar algo más (o de generar esa impresión) vas a tener que competir con centenares o miles como tu o, algo peor, con una máquina que pueda hacer lo que ofreces. Y te vas a ver obligado a reducir tus pretensiones o algo mucho más terrible, a sacrificar tus valores (a «venderte») y a reducir al mínimo tus grados de libertad.


Cuando te posicionas como un profesional valioso, cuando eres conocido y reconocido como alguien que es capaz de hacer las cosas más y mejor que otros vas a estar en una posición negociadora mucho mejor. ¿No será mejor que sean otros los que te busquen y encuentren que tener que pedir o incluso mendigar una «oportunidad»?

Una Marca Personal o comercial fuerte es aquella que consigue ser elegida, que genera demanda incluso en tiempos complicados. Pero eso no es gratis, hay que ganárselo y además requiere tiempo, por eso hay que empezar anteayer.

Si eres capaz de conseguir que te conozcan como el mejor fontanero, analista de sistemas, jefe de compras o médico de familia van a ser otros los que llamen a tu puerta. No se trata de ser famoso sino de ser conocido y reconocido únicamente por quienes quieres que te conozcan. Por eso es fundamental tener una estrategia de Marketing Personal. No se trata de llegar a todo el mundo sino sólo a quienes quieres que te tengan en mente.

Cuando me dirijo a un grupo de gente que quiere cambiar su situación, en muchos casos desesperada, todos quieren hacerlo, pero muy pocos están dispuestos a realizar el esfuerzo que requiere. Es cierto que a corto plazo puedes competir por precio, incluso puedes regalar tu trabajo para que te den una «oportunidad» pero esa es una estrategia suicida porque detrás de ti hay muchos otros dispuestos a hacer lo mismo (o más) por menos.

Si quieres que te tengan en cuenta, te consideren como la mejor opción y finalmente te elijan y te remuneren como MERECES, debes ganártelo, mostrarlo y demostrarlo. Eso significa que si te has quedado obsoleto, ya deberías estar aprendiendo todo lo que puedas y del modo más rápido posible. Afortunadamente ahora tenemos fuentes de información y conocimiento de sobra, accesibles y baratas.

Pero no puedes limitarte a aprender y hacer un master, cursillo o taller de formación tras otro mientras el tiempo pasa inexorablemente. En paralelo debes mostrar tus cualidades, fortalezas, capacidades, habilidades y experiencia por todos los canales que lleguen a tu mercado o a tu audiencia. Y por suerte, también ahora tenemos esa posibilidad.

Cuando combinas la capacidad de generar valor, con generación de confianza al demostrar lo que dices que puedes hacer y haces visible lo anterior vas a sobresalir, destacar y situarte por encima de los demás. Ya no tendrás que entrar en una guerra de precios y lo mejor de todo es que serán otros los que llamen a tu puerta en lugar de seguir haciendo lo mismo de siempre… consiguiendo los resultados de siempre.





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