¿Qué voy a hacer hoy?

OperacionesUna de las cosas más complicadas para alguien que decide montárselo por su cuenta es que, a partir de ese momento, va a estar solo/a. No me refiero a que no esté rodeado de gente y relacionándose con muchas personas, lo que digo es que cualquier decisión va a tener que tomarla por si mismo/a. Habrá gente que le aprecie, que le apoye, que le desee lo mejor, pero sólo él o ella saben lo que está pasando por su cabeza y por su corazón.

En muchos momentos va a tener dudas sobre lo que está haciendo o sobre lo que debe hacer. Pero lo último que quiere es que la gente de su entorno vea que eso que parecía que tenía tan claro, no lo es tanto. Así que, no sólo debe tratar de tener las ideas claras sino además, parecer que las tiene para seguir generando confianza y manteniendo elevado el espíritu de quienes le rodean.

Algunos de esos momentos más complicados de un proyecto profesional son esas etapas en las que te quedas paralizado, en las que has llegado a un punto en el que no sabes por donde tirar. No están asociados necesariamente a momentos económicamente malos o a crisis por cuestiones operativas sino que pueden darse incluso en fases que todos considerarían como exitosas. Pero lo peor que le puede ocurrir a alguien que desea cambiar cosas y alcanzar objetivos es que no sepa cual es el siguiente paso.

Esto le puede ocurrir a cualquier profesional. Al que está estancado en una empresa, al que ha creado su propio negocio, al que se lo ha montado por su cuenta o al que está desempleado momentáneamente sin clientes. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué acciones debo tomar? ¿Qué debo añadir, quitar, cambiar, mejorar, aprender,…?

Pero también es aplicable en el ámbito personal. Es muy fácil quedarse mirando atrás o caer en una fase melancólica pensando en lo que pudo haber sido y no fue, en esos momentos que no volverán a suceder o en esas cosas que debiste hacer de forma distinta y que ya no puedes cambiar. Eso no se soluciona mirando al fondo del pozo sino tratando de hacer algo para salir de él.

Es importante salir cuanto antes de esa situación porque puede ser muy deprimente. La solución es «sencilla». Sólo tienes que empezar a diseñar un plan de acción. El simple hecho de tratar de establecer objetivos con sus metas y asociar estas a acciones y tareas ya te cambia la forma de ver las cosas. Ya tienes algo que hacer. Dejas de mirar hacia atrás o de lamerte las heridas en el presente y fijas tu mirada en el futuro.


El problema para un emprendedor o para cualquiera que desee cambiar las cosas es que normalmente no hay reglas fijas, no hay un manual de instrucciones para la situación de cada cual. La vida y la carrera profesional no es como un mueble de IKEA, nadie te da un plano y un montón de tornillos y trozos de madera para montarla. Tampoco tienes un jefe que te diga lo que debes hacer. Así que, lo primero que debes tener claro es lo que quieres montar, crear o cambiar. Y eso si que es jodido. Pero si quieres generar un impacto, dejar una huella, una Marca Personal ¿No es lógico que lo primero que debas hacer es definirlo y creértelo?

Cuando ya tienes el «punto gordo» al que te vas a dirigir, sólo tienes que unir tu situación inicial con esa situación ideal (lo de IDEAL es importante porque es más importante fijar la dirección que reducir tus aspiraciones para ser realista) y descubrir lo que necesitas para llegar ahí. Vamos, lo mismo que harías si fueses a irte de excursión al monte.

Tener claro el destino prácticamente te proporciona toda la información que necesitas. Las personas con las que puedes contar y también las que te pueden desviar de tu camino. Los recursos con los que cuentas y también los que te faltan. Las barreras que te puedes encontrar y también las oportunidades que puedes aprovechar. Y cuando tienes todo eso, tu trabajo consiste en decidir QUÉ, QUIÉN, CUÁNDO, CÓMO, DÓNDE Y CUÁNTO. Cuando decides QUÉ, el CÓMO es casi inmediato y tu mente se centra en resolver los problemas en lugar de en regodearte en tu mala suerte.

Como te digo, esto es complicado porque los humanos tenemos tendencia a quedarnos paralizados. Siempre buscamos una excusa para no actuar. Profesional y personalmente preferimos hacernos un ovillo, adoptar la posición fetal y esperar a que alguien nos acaricie y nos diga que no pasa nada. Incluso hay quien dice que lo que eso se soluciona con ACTITUD positiva. Pues yo creo que no, yo creo que la forma de salir de ahí es con ACCIÓN positiva, haciendo cosas con sentido y dirección, aunque no te apetezca lo más mínimo.

Mi experiencia de estos años es que los momentos más oscuros, deprimentes y melancólicos se vuelven luminosos y optimistas en cuanto dejas de mirar al retrovisor y te centras en la carretera y en disfrutar del viaje. Así que, aprovecha que es viernes, elige un destino, traza una línea entre el punto A y el punto B, define las acciones y ponte en marcha YA.





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